"Aire limpio y un clima habitable son derechos humanos inalienables" Leonardo DiCaprio.
El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estas variables pueden ser naturales por alteraciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes. Pero desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
Con esto claro, se pueden evidenciar diversas causas, tales como:
- La generación de energía: La mayoría de la electricidad se genera todavía con la combustión de carbón o gas, lo que produce dióxido de carbono y óxido nitroso, los cuales se consideran potentes gases de efecto invernadero que cubren el planeta y atrapan el calor proveniente del sol.
- Productos de fabricación: La industria y las fábricas producen emisiones, en su mayoría provenientes de la quema de combustibles fósiles destinada a generar energía para la fabricación de cemento, hierro, acero, componentes electrónicos, ropa y otros bienes. A esto, se suman la minería, la construcción, la maquinaria utilizada en los procesos de fabricación y la industria manufacturera.
- La tala de los bosques: Al talar árboles se libera el carbono que estos han estado almacenando, provocando emisiones. Cada año se destruyen aproximadamente 12 millones de hectáreas de bosques. Puesto que el arbolado absorbe el dióxido de carbono, su destrucción también limita la capacidad de la naturaleza para mantener estas emisiones fuera de la atmósfera. La deforestación, junto con la agricultura y otros cambios en la utilización de los suelos, es responsable de aproximadamente un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero.
- El uso del transporte: Los vehículos terrestres son responsables de la mayor parte de las emisiones, a causa de la combustión de productos derivados del petróleo, como la gasolina, en los motores de combustión interna. No obstante, las emisiones provenientes de barcos y aeronaves no quedan atrás por su gran incremento.
- La producción de alimentos: Provoca emisiones de metano, dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, de diferentes maneras, en lo que se incluye la deforestación y la roturación de tierras para la agricultura y el pastoreo, la alimentación del ganado bovino y ovino, la producción y uso de fertilizantes y el abono utilizado para los cultivos. Además, del uso de la energía que hace funcionar el equipo de las granjas o los barcos pesqueros, siendo normalmente con combustibles fósiles. Incluso, las emisiones de efecto invernadero también provienen del envasado y la distribución de los alimentos.
Como toda acción trae su consecuencia, se pueden identificar los efectos o las consecuencias del cambio climático a continuación:
- Elevación de la temperatura: A medida que se eleva la concentración de gases de efecto invernadero, también lo hace la temperatura de la superficie del planeta. Desde los años 80, cada década ha sido más cálida que la anterior. El incremento de las temperaturas provoca enfermedades relacionadas con el calor, incendios incontrolados y las temperaturas del Ártico se han elevado el doble de rápido que la media mundial.
- Tormentas más potentes: Las tormentas destructivas se han vuelto más intensas y más frecuentes en muchas regiones. Cuando se elevan las temperaturas se evapora mayor humedad, lo que causa inundaciones y precipitaciones extremas. Por otro lado, el calentamiento del océano también afecta a la frecuencia y magnitud de las tormentas tropicales, incluso, llega a afectar el nivel del mar. Los ciclones, huracanes y tifones se alimentan de las aguas templadas de la superficie del océano. Estas tormentas destruyen a menudo hogares y comunidades enteras, lo que provoca pérdidas enormes en la economía y en vidas humanas.
- Aumento de las sequías: El cambio climático está transformando la disponibilidad de agua, al hacerla más escasa en muchas regiones; incrementando el riesgo de sequías agrícolas que afectan a cultivos y sequías ecológicas que aumentan la vulnerabilidad de los ecosistemas. Las sequías también pueden provocar tormentas de arena y polvo capaces de desplazar miles de millones de toneladas de arena de un continente a otro. Los desiertos se expanden y se reducen las tierras aptas para el crecimiento de cultivos.
- Desaparición de especies: El cambio climático pone en riesgo la supervivencia de las especies terrestres y oceánicas. Estos riesgos aumentan a medida que ascienden las temperaturas, con esto, se puede considerar que un millón de especies están en riesgo de extinguirse en las próximas décadas. Algunas especies serán capaces de adaptarse geográficamente, pero otras, no.
- Escasez de alimentos: Los recursos pesqueros, los cultivos y el ganado pueden desaparecer o volverse menos productivos. Debido a una continua acidificación oceánica, los recursos marinos que dan alimento a miles de millones de personas se encuentran en riesgo. Los cambios en las capas de nieve y hielo de los casquetes polares han alterado el suministro de alimentos generados por la ganadería, la caza y la pesca. Un calor extremo puede hacer disminuir el agua y los pastizales destinados a la ganadería, provocando una disminución de la producción agrícola y afectando al ganado.
- Más riesgos para la salud: El cambio climático ya daña la salud, a través de la contaminación, las enfermedades, los fenómenos meteorológicos extremos, los desplazamientos forzados, las presiones en la salud mental, así como un aumento del hambre y la desnutrición en lugares donde las personas no pueden producir o encontrar alimentos suficientes. Cada año, los factores medioambientales acaban con la vida de cerca de 13 millones de personas.
- Pobreza y desplazamiento: El cambio climático aumenta los factores que llevan y mantienen a la gente en la pobreza. Las inundaciones pueden arrasar barrios marginales, el calor dificulta la ejecución de trabajos en el exterior y la escasez de agua puede afectar a los cultivos. Muchos refugiados provienen de países que son más vulnerables y menos preparados para adaptarse a los efectos del cambio climático.
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